Editorial

El legado de Mandela

By 14 septiembre, 2010 No Comments

Ubuntu: «una persona es persona a través de otras personas»

Hace pocos días se realizó en Johannesburgo, Sudáfrica, el 26º. Congreso Internacional de Pediatría de la IPA, donde se hicieron presentes cerca de tres mil pediatras del Mundo y los representantes de la distintas organizaciones de pediatría, entre ellas la Asociación Latinoamericana de Pediatría.

Fue, además, la oportunidad de conocer, así sea superficialmente, un interesante país que hace 16 años terminó con el apartheid, que separaba legalmente a los blancos de las demás razas y etnias mediante una política de Estado reconocida en la Constitución Nacional desde 1948.

Coincide la terminación del aberrante sistema con la puesta en libertad, después de 27 años de prisión en precarias condiciones, de Nelson Mandela, quien al poco tiempo se convierte en el primer presidente de Sudáfrica elegido democráticamente mediante sufragio universal.

Desde entonces, e incluso actualmente, 11 años después de terminar su presidencia, la figura de Nelson Mandela está presente en todas partes y más allá de esto, se siente el arropar acogedor de un mito viviente, Madiba, el nombre dado por los ancianos en el clan Mandela, que se erige como figura única y encarnación, para blancos y negros, de algo más grande que los demás y personificación de lo mejor de la humanidad.

Cuando es liberado Mandela y se termina la discriminación y segregación racial, los blancos no salen de su casa durante por lo menos una semana, pensando que lo negros se van a vengar de los duros años de opresión, y los van a matar. Y ciertamente a varios de ellos y a algunos dirigentes no les faltaban ganas, y posiblemente razón. Sin embargo Rolilhlahla Mandela, su verdadero nombre nativo, es capaz de perdonar e invita a seguir el concepto africano de ubuntu, lo que nosotros los occidentales llamaríamos hermandad.

Esta idea es crucial para entender cómo piensa Mandela, cómo se ve a si mismo, y lo que logra hacer de este moderno país, donde hoy, a pesar de serios problemas y evidentes inequidades, 16 años después, conviven en paz quienes hasta hace poco entraban por puertas diferentes y el 70% de su población (los negros) no podían circular libremente.

La palabra ubuntu viene del de un proverbio zulú, Umuntu ngumuntu ngabantu, que a menudo se traduce como «una persona es persona a través de otras personas». La idea, como bien lo expresa Richard Stengel, quien vivió un tiempo cerca de Mandela, es que no hacemos nada totalmente por nosotros mismos, un concepto que es el polo opuesto de la noción de individualismo que ha caracterizado a Occidente desde el Renacimiento.

El ubuntu no contempla tanto a las personas como seres individuales, y si como parte de una red infinitamente compleja de otros seres humanos. Responde a la idea de que todos estamos estrechamente ligados unos a otros, de que yo está siempre subordinado a nosotros, de que ningún hombre es una isla. A la manera de ver de Mandela todos somos ramas del mismo gran arbol familiar. Eso es ubuntu.

Profundizar en este concepto y en el legado de Mandela, seguramente nos permitirá encarar mejor la posibilidad de fortalecer, desde pequeñas asociaciones de hombres y mujeres como puede ser la Asociación Latinoamericana de Pediatría-ALAPE, hasta todo una región que convencida de la capacidad de grupo frente a lo individual, pueda cambiar su realidad. En nuestro caso, los pediatras, prioritariamente la de sus niñas y niños.

Dr. Hernando Antonio Villamizar Gómez, 
Presidente Asociación Latinoamericana de Pediatría-ALAPE
Miembro del Comité Permanente de la International Pediatric Association-IPA

 

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