Editorial

Toda comparación, necesariamente NO es odiosa

By 18 noviembre, 2011 No Comments

“América no es tanto una tradición que continuar como un futuro que realizar”. Octavio Paz, escritor y poeta mexicano.

Que «las comparaciones son odiosas», es dicho popular, que no tiene de verdadero sino su referencia a comparaciones que se hacen con ánimo despreciativo. Pero no hay juicio, aún los llamados «de valor», que no se inicie o se origine de una relación comparativa.

Comparar, del latín comparāre, como lo define la RAE, es “Fijar la atención en dos o más objetos para descubrir sus relaciones o estimar sus diferencias o semejanzas”. También se asimila a “cotejar”.
Comparar por lo tanto es evaluar: es tanto una medición (estado actual del objeto) como una valoración (comparación).

Además de esto, como bien lo dice el ensayista español Miguel Angel Santos Guerra: “Evaluar es, sobre todo, comprender. No es tanto (aunque a veces lo sea) medir, controlar, comparar, clasificar, seleccionar, jerarquizar o ajusticiar. Evaluar es aprender para mejorar”.

Sin embargo, en nuestra entrañable America Latina, donde con facilidad los colores patrios se suben a la cabeza, un nacionalismo tonto se mezcla peligrosamente con la creencia narcisista, próxima a la paranoia y la mitomanía (chovinismo), de que lo propio del país o la región a la que uno pertenece es lo mejor en cualquier aspecto.

La idea de persecución, a la que suele recurrirse (y de hecho así ha acontecido) para neutralizar o anular cualquier intento de crítica respecto del sujeto o grupo afectado, además de aislarnos, impide evaluar y comparar para aprender y mejorar.

Sirve, eso si, a un grupo determinado de personas, que se valen de sentimientos y emociones, muchos de ellos exacerbados, en vez de promover la razón y la racionalidad. Se utiliza generalmente por parte de políticos y líderes populistas regionales, para condicionar la formación de expectativas, y lamentablemente se contagia con facilidad.

El argentino Andrés Oppenhaimer, en su libro ¡BASTA DE HISTORIAS!, la obsesión latinoamericana con el pasado, en referencia la formación universitaria en la región, cita a Bill Gates: “…a Latinoamérica le falta una dosis de humildad para darse cuenta cuál es la verdadera posición de sus grandes universidades y centros de investigación en el contexto mundial. Todos los países deben empezar con humildad. Lo que más me asusta de China es su nivel de humildad¨.

“La manera de despegar es sintiendo que estás quedándote atrás!. El peligro es que, si la gente está satisfecha, no existe la exigencia social de mejorar los estándares educativos”.

Sabedores que la autovictimización es cómoda y agradable y que las personas que se victimizan se ubican en un espacio imaginario que les confieren automáticamente “la razón”, nosotros en ALAPE, seguros del presente y el futuro por realizar, queremos enfrentar nuestra realidad y compararnos para mejorar.

Iniciamos este proceso, en la actual Presidencia, con la organización, estandarización y evaluación, por propios y extraños, de los congresos y eventos de pediatría, y en general de los procesos de educación médica continua (y así debe ser con nuestra gestión), como punto de partida de un debate cuyo objetivo final es estimular la dignidad nuestra como pediatras y la calidad de los congresos médicos y programas en general.

Nos falta aún mucho por lograrlo. Solo cuando con humildad, pero levantando la cabeza, sabedores (por la evaluación y comparación) que no lo estamos haciendo bien, podremos exigirnos y mejorar. Solo así, alguna vez, diremos: antes venían a dictarnos cátedra sobre lo que teníamos que hacer; ahora, nosotros, podemos enseñarles cómo hacerlo, que es más importante!.

Hernando A. Villamizar Gómez, MD
Presidente Asociación Latinoamericana de Pediatría-ALAPE