Editorial

Me gustan los Poemas, y me gusta la Vida

By 18 agosto, 2012 No Comments

Me gustan los Poemas, y me gusta la Vida

NO – Abel Peña, 10 años

No quiero escribir,
no quiero hablar,
no quiero oír
en todo un solo no.
No quiero morir.

El pasado mes de mayo el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal de 87 años, recibió el Premio Reina Sofía de Poesía 2012, en su XXI edición, uno de los más prestigiosos del género en el mundo iberoamericano, el cual tiene por objeto premiar el conjunto de la obra poética de un autor vivo que, por su valor literario, constituya una aportación relevante al patrimonio cultural común a Iberoamérica y España.

Sin embargo, más allá de su interesante personalidad y su importante obra poética, queremos resaltar la vinculación de Cardenal con los niños enfermos de cáncer e invitar a conocer este iniciativa que le ayuda a los niños a abstraerse de la dura realidad que les toca vivir, al tiempo que les permite mejorar su autoestima e incluso fortalecer su sistema inmunológico como bien los afirman varios autores.

En el Hospital Infantil La Mascota, en Managua, el poeta, junto con otros poetas y amigos, inició un Taller donde se enseña a hacer poemas a niños y niñas con cáncer. Ernesto Cardenal, fundador de este singular Taller de Poesís nos dice que la producción de estos niños enfrentados con la muerte es toda ella un canto jubiloso a la vida, y «un himno a la belleza de la creación, celebrándola con todo lo que hay en ella».

Una parte de estos poemas están recopilados en el libro: «Me gustan los Poemas, y me gusta la Vida«, (Sin Arco Iris fuera triste, fue un primer libro), un himno a la belleza de la creación, de estos niños enfrentados a la muerte, celebrándola con todo lo que hay en ella: arco iris, tortugas, ranas, conejos, patos, luna, culebras, pericos, niños y también incluso niños con cáncer.


Ernesto Cardenal

Allí se han producido muy bellos poemas, en los que se dice que las culebras ruedan por el suelo como alambres doblados; el colibrí mueve rápido sus alas como las aletas de un abanico; un ganso estira su cuello como un hule; la cola de la ardilla se enrolla como un caracol, y los monos caminan «parecido a los viejitos». Una niña dice que las caras de las ranas parecen gente fea cuando se están riendo, y un niño ve la bocota del sapo como la bocota de un señor gordo. En esta poesía las estrellas son «de color transparente», la luna plateada como el agua, el sol tiene «pestañas rosadas».

Queremos, con una pequeña selección de estos poemas, llamar la atención a la necesidad de hacer intervenciones más allá de la práctica clínica. «No se trata de curar y punto. Hay que mirar más allá para diagnosticar otros problemas que no son enfermedades», como bien lo establecen los postulados de la Pediatría Social. Los médicos, y especialmente los pediatras, cada vez nos encontramos con más problemas en la práctica que no se curan con pastillas cada ocho horas.

Material:

Dr. Hernando A. Villamizar 
Presidente
Asociación Latinoamericana de Pediatría