La alimentación complementaria se define como la introducción de alimentos sólidos, semisólidos o líquidos en la dieta de los bebés, los cuales les aportarán los nutrientes y energía necesarios, complementando a la leche materna o a la de fórmula cuando estas ya no satisfacen todos los requerimientos nutricionales. Según las pautas actuales, se recomienda que los alimentos complementarios no se incluyan antes de los cuatro meses de edad, pero tampoco se deben retrasar más allá de los seis meses.
La alimentación complementaria desempeña un papel fundamental en el futuro de los niños, ya que un inicio adecuado contribuye a prevenir problemas como la selectividad alimentaria, la desnutrición, las alteraciones en la deglución y las dificultades en el habla. A continuación, les damos a conocer 10 consejos prácticos para que los padres lleven a cabo este proceso sin desfallecer en el intento:
1. Al inicio de la alimentación complementaria es posible que, frente a los nuevos alimentos que se ofrecen, el bebé manifieste gestos de desagrado o, incluso, experimente las temidas arcadas (náuseas), que son normales y esperadas. No obstante, es crucial no dejar de ofrecerle esos alimentos. Recuerden que un niño o niña necesita exponerse o probar un alimento de 10 a 15 veces antes de que podamos decir: “Bueno, quizás no le gusta”.
2. Dejen que su hijo explore, toque y manipule los alimentos, que descubra que está embarcándose en una nueva experiencia (y usted también). Permítanle utilizar sus sentidos en este apasionante proceso.
3. Es esencial variar las texturas en la alimentación de los niños. Exponerlos a diferentes consistencias de alimentos contribuye a mejorar la coordinación oral y fortalece los músculos necesarios para una masticación efectiva. Además, se ha observado que la introducción tardía de texturas grumosas o sólidas en la dieta del lactante después de los 10 meses se ha vinculado con una mayor selectividad alimentaria en etapas posteriores y una menor ingesta de verduras y frutas.
4. Procuren que el plato sea colorido y que tenga distintas texturas. Incluso pueden aventurarse a hacer formas o figuras divertidas, asegurándose de incluir todos los nutrientes indispensables, como verduras, frutas, cereales y proteínas. La meta es que después de un mes de haber iniciado la alimentación complementaria, el niño o la niña haya recibido al menos dos a tres alimentos de cada grupo. Esto contribuirá a asegurar una alimentación equilibrada y saludable para el bebé.
5. A la hora de introducir alimentos, es importante no restringir ningún tipo, incluso aquellos que podrían ser potencialmente alergénicos, como huevo, pescado, trigo, maní, soya o mariscos. Es seguro ofrecerles un huevo bien cocido, tanto yema como clara, y el maní se puede presentar en forma de crema o mantequilla (eviten dárselo entero debido al riesgo de broncoaspiración por su tamaño reducido).
6. Procuren que el plato sea apropiado para la edad del niño, así como el tamaño de las porciones. Recuerden que la cantidad que pueda comer dependerá mucho de su edad y etapa de desarrollo. Por favor, no pretendan que coma la misma cantidad que usted consume o la de un niño más grande que él.
7. Eviten insistirle para que coma; es decir, denle la oportunidad de sentir hambre y saciedad. Ajusten los tiempos de comida según sus necesidades.
8. El mejor lugar para comer es alrededor de la mesa, rodeado de la familia, observándolo disfrutar de la comida y compartiendo este tiempo juntos. Eviten las distracciones como el uso del televisor, el celular, la tableta, etc.
9. Durante los dos primeros años, fomenten en su hijo que coma de la manera más natural posible. Especialmente en el primer año, conocido como el de la “iluminación alimentaria” (donde probará alimentos por primera vez), eviten introducir sustancias adicionales que puedan alterar su sabor. No utilicen sal o condimentos en menores de 1 año. Y deberían esperar hasta después de los dos años para introducir el azúcar o la miel.
10. Sean pacientes ante las preferencias cambiantes del niño, generen un ambiente positivo durante las comidas y disfruten con él del proceso compartiendo momentos agradables.
Recuerden siempre que cada hijo es único y no debe compararse con otros niños. Es fundamental comprender que el proceso de alimentación varía para cada bebé, pues cada uno experimenta su propio desarrollo. Por otra parte, es importante destacar que en esta etapa la leche materna no se elimina, más bien, como su nombre lo indica, la alimentación complementaria se convierte en un complemento. Y, por último, asegúrense de consultar con un profesional de la salud o con su pediatra para obtener una orientación personalizada en este periodo tan especial y determinante de sus vidas que, a la vez, puede ser a veces un poco desafiante.
Lectura recomendada
1. Vázquez-Frías R, Ladino L, Bagés-Mesa MC, et al. Consenso sobre alimentación complementaria de la Sociedad Latinoamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición: COCO 2023. Rev Gastroenterol Mex. 2023 enero 1; 88(1):57-70.
Por: Lizeth Carolina Montaño Candelo
Residente de Pediatría – Universidad Libre seccional Cali